martes, 1 de abril de 2014

Entrevista final

Hace algunos días me llegó, a través de LinkedIn,  un correo de una persona que había estado inmersa en varios procesos de selección, realizando algunas entrevistas finales sin éxito en niguna de ellas. Esta persona me preguntaba qué podía estar haciendo mal para no haber sido seleccionada como la candidata ideal en alguno de los procesos. Evidentemente, le tuve que responder que la tenía que ver en persona para que me comentara algunos aspectos concretos de las entrevistas realizadas como: qué tipo de preguntas le habían realizado y qué tipo de respuestas había contestado para comprobar dónde podía mejorar. 

Además, no sólo se trata de comprobar qué ha respondido ante determinadas cuestiones sino que, también se deben analizar otros parámetros que son igualmente importantes a la hora de decantarse por un candidato u otro tales como: qué actitud ha tenido en dichos procesos, cómo ha gesticulado, cómo se ha expresado, si ha mostrado alguna inquietud o realizado alguna pregunta al entrevistador, si sabe algo o no de la empresa para la que está siendo entrevistada o qué tipo de aficiones tiene, además de los conocimientos requeridos para desempeñar su trabajo.

Como vemos, son muchos los detalles a tener en cuenta así que, me voy a permitir la licencia de aportar una serie de consejos, que aunque no son infalibles sí pueden dar buenos resultados a la hora de diferenciarse de los demás candidatos ya que, cada entrevistador es diferente y no podemos meternos en la mente de cada uno de ellos.   

Lo que hay que intentar es que la entrevista se convierta en una conversación porque así demostramos inquietud e interés en el puesto ofertado. Hoy en día no se trata de responder una serie de preguntas y ya está. Debemos ir más allá porque así nos lo van a exigir, y la mejor forma de hacerlo es preparar una serie de preguntas relacionadas con el puesto y con la empresa tales como:  cuál va a ser el contenido del puesto, a quién vamos a reportar y con qué equipo de trabajo vamos a contar o en cuál vamos a estar integrados, qué posibildades de desarrollo hay en la organización, qué programas se suelen utilizar, qué política de crecimiento tiene la compañía, retribución fija y/o variable en función de objetivos, es decir, cualquier cuestión que nos resulte de interés y que afecte a la relación laboral.

Resulta imprescindible haber recabado información sobre la empresa previamente porque seguramente nos van a preguntar si conocemos algo de la compañía para la cual estamos realizando la entrevista. Eso, hoy día, es muy fácil porque en internet disponemos de todo tipo de información tanto por parte de la propia empresa, mediante su web, como de otros portales que nos pueden dar información relevante como: filosofía de trabajo, política de RSC, datos de facturación y cuenta de resultados, número de empleados, clientes y proveedores, centros de trabajo y mercados en los que opera. 

Las preguntas que se vayan a realizar las podemos llevar en una libreta o folios preparados al efecto que también nos van a servir para apuntar los detalles que se consideren necesarios y que nos traslade el entrevistador. De esta forma, damos sensación de profesional interesado en el puesto, organizado y planificado, conocedor de la realidad de la empresa y de los planes de desarrollo de la misma.

En una entrevista final, normalmente, suele estar independientemente del entrevistador, algún directivo o el propio CEO de la empresa que oferta el puesto de trabajo.  Previamente podemos investigar en redes sociales (Twitter, Facebook, LinkedIn) qué aficiones o hobbies suelen tener estos directivos porque es un factor diferenciador entre candidatos similares el compartir aficiones con la dirección de la compañia tales como el running, triathlón, MTB, pádel o cualquier actividad deportiva porque este tipo de deportes conllevan valores como disciplina, esfuerzo, dedicación, trabajo en equipo o compañerismo que son muy valorados por algunos directivos ya que, está demostrado, que la persona que realiza ejercicio de manera habitual tiene un nivel de absentismo prácticamente nulo y su compromiso está por encima de la media.

En definitiva, se trata de mantener una actitud dinámica, inquieta, transmitir sensación de seguridad, de persona resolutiva , con capacidad para trabajar en equipo en situaciones de cambios contínuos, con visión de futuro y que aporte valor añadido a la organización.

Espero que esta humilde aportación resulte de utilidad para afrontar una entrevista final con garantías. Porque, como se suele decir, las finales están para ganarlas y del segundo nadie se acuerda aunque, cuando no se gana también se aprende de los errores.

Os dejo un video en clave de humor, que nunca nos viene mal.


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